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El Mar Negro como Finisterre Oriental de la vieja Europa

7
11 Nov 2012
Aventura, Balcanes, Bulgaria, Lugares, Sueños, Viajes
by Iván

English translation by Google

La vieja Europa  está llena de contrastes y de una enorme riqueza gestada en base a su espléndida  diversidad. En los países balcánicos eso es  algo que se nota muy rápidamente al salir a la calle. Culturas, religiones, tradiciones o gentes han vivido inmersas  dentro de esos contrastes y de todo el legado que provocaron los choques  de viejos imperios. Las viejas Civilizaciones se unen en una rica  Historia  que se acopla a infinidad de  aventuras que  acechan en cualquier esquina. En muchas ocasiones el viajar por la zona  se convierte en una escuela al aire libre al observar la crudeza de la vida tras los inmensos cambios acontecidos tras la caída de muro de Berlín. En algunos rostros cansados se refleja el enorme cambio geopolítico y social que  la zona ha experimentado en el pasado cuarto de siglo.

Sentarse en un banco a divisar el  atardecer en el Mar Negro es un espectáculo majestuoso, pero reconozco que a veces me hace sentir extraño y confuso . Pienso que quizás son  las sensaciones y emociones que  he experimentado en los últimos meses de vida. Sea lo que fuera, son sentimientos que  no puedo explicar de forma racional. A pesar de estar  en la vieja Europa, mirando el horizonte del Mar Negro  me siento muy lejos de donde vengo.  Y es que pese a estar en el mismo continente, el Mar Negro parece muy  alejado del Mar Cantábrico  en el que nací.

Quizá siento esa realidad de que  la zona en la que me encuentro ejerce como un auténtico Finisterre Oriental de la vieja Europa. Otras veces pienso en que los puertos de mar que diviso se asemejan demasiado a otros lugares que conozco  donde  también reposan humildes  barcas de pescadores. Y entonces recuerdo aquella frase de  Newton que me hace recordar que «Lo que sabemos es una gota de agua; lo que ignoramos es el océano».

En Europa Occidental apenas reconocemos  ni nos interesan las realidades de estos lugares tan alejados de nuestro mundo. Países como Bulgaria o Rumania suenan extraños, lejanos y distantes no solamente para el ciudadano medio, también lo son para los medios de comunicación o incluso para el mundo empresarial y académico. Los Balcanes siempre me han interesado y fascinado por expresar mejor que ninguna otra zona europea aquello del ser un  cruce de caminos.

Mirar un viejo mapa me produce un escalofrío al ver como el mar donde me encuentro baña a países como Rusia, Ucrania, Georgia , Rumania  y Turquía . Todo ello me  hace pensar en ese punto que separa Europa de Asia con la mirada  a la vieja y extinta URSS. El niño viajero que llevo dentro se ve maravillado ante todos esos destinos que un día deseo conocer .

Pienso detenidamente  en la Historia rica de la zona y en todos esos países que son vecinos pero que  hace no mucho ejercían un poder imperial inmenso en la zona. También como siempre veo a esas viejas caravanas de la Ruta de la Seda llevando el comercio y la cultura entre Oriente y Occidente. Veo  en el lejano horizonte de futuro a esos pequeños países del Cáucaso de los que desconocemos absolutamente todo . Al sentir el ocaso del sol  no puedo dejar de sentirme atraído al estar en estos lugares del mundo. 

Trasladarse a otros tiempos no es demasiado complicado aquí, todavía son inmensas las realidades de aquellos vieja época bajo el Telón de Acero. Me dispongo a dejar Varna, atrás quedan aquellos  majestuosos atardeceres viendo el infinito mar y nadando en estas aguas que son cristalinas. Me voy mientras cientos de turistas caminan o  se divierten por un parque y paseo marítimo que huele a un  verano que pronto se acabará.Parecería  que estoy en cualquier lugar con playa, pero uno se siente aquí lejano de otras playas conocidas o no. El Este se refleja  de forma muy intensa en rostros, formas de comportarse e incluso en la forma de divertirse o vestir.

La incomunicación es una constante muchas veces con esos textos en cirílico y con un idioma inglés que aquí sucumbe muchas veces ante el poder de un ruso hablado por miles de turistas. La lejana estación de bus me regala de nuevo algunos de esos rostros cansados  que han experimentado el mayor cambio social y político del último siglo. Sentarse a esperar el bus me muestra de primera mano el enorme contraste entre la juventud  y esas personas mayores que han vivido en carne propia dentro del viejo sistema.

Arranca el bus y miro por la ventana, bajo el cristal puedo ver como dejo atrás un nuevo lugar. La vida y el viaje sigue avanzando por otro Finisterre que me lleva a través de los Fantasmas Balcánicos y  de aquel viejo sueño del Tiempo de los Regalos…

Hoy la cita es:  «Maestro, quisiera saber cómo viven los peces en el mar. Como los hombres en la tierra: los grandes se comen a los pequeños» William Shakespeare

About the Author
Viajero y lector que por vocación se convirtió en Ingeniero Agrónomo y que por un descuido se le ocurrió hacer un MBA. Mochilero inquieto y curioso que quiere seguir conociendo el mundo, sus gentes y culturas. Apasionado por la literatura de viajes y por la conexión entre el viaje y el humanismo. Creo en el viaje como forma de aprendizaje e investigo sobre ello de forma independiente y autodidacta.
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7 Comments
  1. Pau 12 noviembre, 2012 at 14:25
    Como siempre muy grande amigo Iván :D
  2. Iván 12 noviembre, 2012 at 15:10
    Gracias amigo Pau, historietas ya sabes :)
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