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Un año en la mochila

9
31 Dic 2012
Cambios, Futuro, Reflexiones, Viajes
by Iván

English translation by Google

Los años van pasando y nos van dejando huellas que marcan aquello que verdaderamente somos. Son muestras que nos permiten aprender de la propia vida y de esa cantidad de experiencias que se mezclan en nuestro discurrir diario. Y es así como se suceden días, semanas, meses y años como si fueran números con un sentido que a veces podemos incluso desconocer. Experiencias, emociones, sentimientos que se van acoplando  al interior de nosotros mismos.

Viajes, lugares, cambios y personas que nos acompañan en nuestro devenir y van apareciendo o desapareciendo en función de unas circunstancias que quizás tengan un guión establecido. Así es como  el viaje de la vida  suele ser un buen simil con la propia agronomía: una semilla que crece, un fruto que madura o una hoja que caduca y muere.

Un 2012 va despareciendo poco a poco, para dar paso a un 2013 lleno de cambios y etapas por descubrir. Ahora mismo paso las páginas de viejas libretas y puedo observar con nostalgia esos nombres de  lugares, gentes, paisajes, y  recuerdos.

Portugal  cerraba un 2011 intenso y también me abría el año entre callejuelas empedradas y viejas tascas. El Alentejo y sus calma se cruzaba con las colinas de una Lisboa que siempre he amado por encima de otras capitales vanguardistas o ricas. Los campos de cereales se mezclaban con un azul infinito que una vez llevo a conquistar los mares a un pueblo que quizá tiene una saudade de los tiempos en los que era rey de los mares.

Calles viejas y estrechas que en cierta manera marcan ese contraste lleno de mezcolanza y diversidad que tanto me fascina. Un mar  aquí llamado Atlántico que desconoce de patrias y que pude divisar con esa belleza que a veces se esconde bajo los agresivos temporales de una tormenta no siempre perfecta. Lisboa y Ericeira me proyectaron en belleza a un Faro y Tavira del Sur de  un país que tanto amo. Allí llegaban lejanos los ecos de un Alentejo que muestra una belleza sublime entre  Évora, Beja y Monsaraz.

Viajes de ida y vuelta a ese país vecino que actualmente comparte dificultades con la vieja España. Siempre he amado Portugal y siempre he sentido un cariño especial por un país que en su pura esencia es una mezcla de mundos y de sentimientos  vinculados al mar. Miradas a Portugal con los sabores y aromas de  las viejas tascas. Y a veces pienso que aquí estoy tan cerca y otras tan lejos de lo que yo soy y siento.

También hubo tiempo para decir «Good Bye Berlín» como si fuera una metáfora con la propia vida y con aquella película de «Good Bye Lenin» y que al pensar parecía más un recuerdo de «La vida de los otros».En la capital alemana sentí el placer y el dolor, como si fuera un chute de adrenalina que me mostró caras y cruces que vinieron del Telón de Acero. Recuerdos y miradas que llegaron en el Transiberiano y se fueron en la Ruta de la Seda . Eso y muchas otras cosas vinieron y se fueron para terminar de una fría manera en un aeropuerto llamado Tegel que visité más veces de las que me hubiera gustado.

Al igual que en otro tiempo el nuevo mundo me traía nuevas miradas. A lo lejos divisaba los horizontes interminables en las inmensidades patagónicas. Chile me mostraba el viejo recuerdo de aquellos conquistadores y aventureros españoles que no tenían nada que perder y que veían el futuro más allá de los mares.

En la bohemia y multicolor Valparaíso se proyectaba quizás el lejano recuerdo de ese espíritu aventurero y abierto de muchas ciudades portuarias.  Pensaba y divisaba la infinidad un Mar Pacífico bello y lleno de colorido. Capitales como Santiago me recordaban que las grandes urbes siempre tienen espacios de quietud y calma. Mientras el poeta Pablo Neruda me guiaba a lomos de la creatividad y las letras , mi vida iba proyectando un nuevo camino que quizá ignoraba en su devenir fugaz. El Parque Natural de las Torres de Paine y su inmensidad majestuosidad que me lleva a la naturaleza salvaje e impredecible. Recuerdo viejos mares, mientras encuentro aquí recuerdos del pasado español en aquella Punta Arenas que resultaba ser el fin del mundo y que homenajeaba a mi manera a exploradores y pioneros. Nuevos aires de cambios que venían  en Chile y en esos hermosos enclaves del país llamado delgado.

El Camino de Santiago me regalaba muchos horizontes atravesando la inmensidad de España. Una mochila como un viejo peregrino me iba  a llevar a conocer cosas que guardaba dentro de mí. Amigos que iban apareciendo en un Camino que a bien cierto se asemejaba a la propia vida y que de forma directa recordaba todos los viajes pasados. La Historia se mezclaba con la experiencia vital del viaje como forma de aprendizaje. Las buenas personas y lo mejor de la condición humana se acoplaba con momentos de soledad necesaria.

Un Ultreya siempre adelante que de alguna manera eran lecciones de la propia vida. De las montañas pirenaicas a los valles navarros. de las viñas de la Rioja a los campos de Castilla, de los prados gallegos a la inmensidad del océano que miraba al final desde un fin del mundo antiguo y sabio que aquí se llamaba Finisterre. Entre medias, las gentes, los paisajes, las viejas iglesias y catedrales que marcaban los compases de un Camino vivo y por escribir. Santiago de Compostela no era un final, y es que un amante del mar como yo iba a preferir siempre la arena de una playa que me permitiría proyectar un hermoso final de al nuevo viaje.

Los Caminos de la aventura siempre suelen empezar cuando uno tiene la firme voluntad de ir. A veces el viaje resulta una excusa para perfecta para aprender del mundo, de sus gentes y de nosotros mismos. La lectura, con sus viejos libros marca de lleno un conjunto de sueños que germinan como una semilla imperecedera que se propaga con la velocidad de la luz y de la pasión por el descubrimiento.

Un nuevo mar, llamado Negro y que vinculaba un límite entre muchos mundos en forma de viejos imperios. La vieja Unión Soviética, el imperio austro-húngaro, el imperio otomano, y toda su influencia cultural y militar se cruzaba de lleno en un viaje atravesando fantasmas balcánicos y recreando mi realidad con la de aquel eterno tiempo de los regalos de mi admirado Leigh Fermor. El destino era aquella vieja Constantinopla que resultó ser un cruce de caminos hermoso e incomparable.

A lo lejos, cuando vuelvo a casa aparecen mis viejos recuerdos y los miro con ternura del que sabe cosas que he visto y vivido. Sigo viendo lejanos mares, aparecen ciudades a las que siempre uno ha de volver como París, Roma, Berlín o Madrid. De fondo miro a América y la sonrisa de otra bella mujer que se cruza con la sencillez y tranquilidad de una paz que tanto necesito.

Y ahora escribo con pausa y calma desde Madrid, siempre con las raíces de mi Asturias natal que se extienden de nuevo a un Sur que amo en una Granada que será mi futura ciudad. Allí proyecto un año por venir donde el mundo, las gentes y la Historia se cruzan nuevos viajes con páginas de un héroe cosmopolita y abierto llamado León el Africano.

La inocencia del viaje de la vida se cruza en los momentos de un año que se nos va y de otro que está por empezar. Y ahora recuerdo aquellas viejas lecciones de que «lo viejo debe morir para dar paso a lo nuevo», siempre ha sido así, y siempre  lo será.

Es la propia vida, la misma que me muestra que la curiosidad es mi mejor resorte y que intento aprovechar surcando los caminos de un mundo que siempre he deseado explorar….

Feliz año y suerte para todo el mundo.

Hoy la cita es : «Lo ideal para ti es estar en continuo movimiento. Si vives en el mismo lugar, tu cerebro deja de funcionar.» Un adivino se lo dijo al viajero y escritor  Tiziano Terzani

About the Author
Viajero y lector que por vocación se convirtió en Ingeniero Agrónomo y que por un descuido se le ocurrió hacer un MBA. Mochilero inquieto y curioso que quiere seguir conociendo el mundo, sus gentes y culturas. Apasionado por la literatura de viajes y por la conexión entre el viaje y el humanismo. Creo en el viaje como forma de aprendizaje e investigo sobre ello de forma independiente y autodidacta.
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9 Comments
  1. Pau 1 enero, 2013 at 12:53
    Gran año compañero, espero que el 2013 sea por lo menos igual de bueno. Un abrazo y feliz 2013!
  2. Iván 2 enero, 2013 at 19:05
    Gracias Pau. Un fuerte abrazo y te deseo también lo mejor para un 2013 lleno de buenos viajes :)
  3. Alfonso (the world thru my eyes) 2 enero, 2013 at 22:38
    Reconozco que ... aunque una imagen vale más que mil palabras ... tu resumen viajero es el mejor que he visto en la red, ... el más cercano, personal, intenso y dedicado que he visto (incluido el mío). Feliz 2013!
  4. Apartahotel Esperanza Mar 3 enero, 2013 at 12:21
    Te deseamos que el nuevo año venga cargado de viajes, aventuras y momentos inolvidables. Feliz 2013!
  5. Iván 3 enero, 2013 at 20:45
    @Alfonso: Gracias por tus palabras. Te deseo un gran año 2013 lleno de viajes y sueños. @Apartahotel Esperanza Mar : Igualmente, os deseo un feliz 2013.
  6. Lonifasiko 4 enero, 2013 at 12:54
    Gran año viajero Iván, lleno de vivencias y experiencias personales, a camino entre la historia, la aventura y la cruda realidad, excelente resumen. Que vaya bien este 2013 recién empezado compañero, y toda la suerte del mundo por las tierras del Sur. SaludoX!
  7. fotografo 4 enero, 2013 at 16:16
    Gran viajero! Que este año viajes igual o más! :)
  8. Iván 4 enero, 2013 at 16:51
    @lonifasiko : Gracias Miguel, la verdad es que ha sido un año intenso y de cambios, tanto en lo personal como profesional. Por todo ello los viajes han sido un buen catalizador :). Un abrazo y feliz año amigo @fotógrafo: Gracias e igualmente, feliz 2013
  9. Insolement 25 enero, 2013 at 11:52
    Vaya que año! felicidades!

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